30 de junio de 2011

Conociendo el territorio

Hace algunos fines de semana, aprovechando que hubo un día festivo lo utilizamos con mi esposa para salir de viaje al "Pueblo Mágico" de Pátzcuaro, hubicado alrededor de 150 km del rancho donde vivo. Es un lugar mucho muy bonito, tanto por su pasado prehispánico como por su arquitectura heredada de los españoles tras la conquista, hay muchísimos templos que visitar, así como sus dos grandes plazas, la Plaza Gertrudis Bocanegra y la Plaza Vasco de Quiroga que es la principal del pueblo, así como el museo "Tata Vasco", la Casa de los Once Patios, etc., así como varios pueblos cercanos que también merecen mucho la pena darse una vuelta por ellos.


La primer parada del viaje ocurrió en Quiroga, donde disfrutamos de unas deliciosas carnitas de puerco, y mi esposa un pozole batido, que en lugar de comerse con cuchara, se come con una hoja de maguey, claro ya sin espinas y la verdad también es muy sabroso.

De ahí le dimos ya directo a Pátzcuaro (son como 20 minutos más de recorrido) pasando antes por Tzintzuntzan, donde se encuentra un sitio arquitectónico, que tiene las conocidas "Yácatas" que son plataformas que servían como base para los templos.


Hotel Refugio
Llegamos a Pátzcuaro a media tarde y nos dirigimos al hotel Refugio del Ángel que se encuentra a escasos 50 metros de la plaza "chica" (Gertrudis), y el cual está muy bonito y casi nuevo, lo abrieron en 2009, y resultó muy cómodo y con la decoración ( y el frío) típico de ese lugar. Ya por la noche salimos a tomar un delicioso café y a cenar en un puesto de hamburguesas y hot dogs muy buenos, hasta hamburguesas de camarón tienen jaja, pero eso si, lentísimos para prepar.



 


 

Vista de una calle de Pátzcuaro

 
Ya por la mañana desayunamos unos riquísimos chilaquiles verdes, una nieve de pasta que es obligatoria probar (y de los demás sabores también) de postre y tomamos camino en la carretera rumbo a Santa Clara del Cobre, pasando antes por Opopeo, pueblito ubicado como a 20 km y el cual tiene una Iglesia que por fuera es muy bonita, pero desgraciadamente no pude entrar ya que se encontraba cerrada. Además venden artesanías de madera, así como muchos muebles de madera tallada.

De ahí llegamos a Santa Clara del Cobre (Villa Escalante), y de verdad que el tiempo ahí se va como agua, es un pueblo mucho más grande que la mayoría, y en donde su principal atractivo son las dos Iglesias que están en la plaza del pueblo, además claro, todas las artesanía a base de cobre martillado, y en algunos talleres permiten a los turistas que entren a ver el proceso de elaboración de las piezas, incluso hay algunas que tardan hasta un mes en ser terminadas. También, hay un museo con diferentes artesanías y exposición de piezas que han ganado concursos en diferentes categorías, de las cuales algunas tienen mas de 30 años de elaboradas.


Taller en Santa Clara



 
En este lugar lo que hace falta es dinero y tiempo jaja, todo me queria traer pero cuando uno va en plan austero hay que conformarse con ver, que de cualquier manera es algo que no hay que perderse.

Después de comernos una buena fruta con limón, sal  y chile, partimos rumbo a el lago de Zirahuen, al cuál se llega aproximadamente unos 20 minutos después, y de verdad que el camino al lago es de los lugares con vistas más bonitas que hay, con el camino adoquinado, comienza uno a descender rodeando el lago y un cerro, y en donde se puede apreciar diferentes cabañas en las orillas que de verdad quitan el aliento.
Ya estando en el pueblo, su iglesia es pequeña, pero muy bonita y muy antigua, esta también desafortunadamente estaba cerrada por lo cual es la segunda vez que voy a ese pueblo y no puedo entrar a verla.
En la parte del muelle, se encuentran muchos restaurantes, y a las orillas del pueblo algunos cuantos más, todos muy bonitos y de buenos platillos donde sirven el famoso pescado blanco, que no se da en ese lago, sino en el de Pátzcuaro, charalitos, cortes de carne, etc. Nosotros fuimos a uno que es de dos pisos y una terraza desde la cual se aprecia buena parte del lago.

De ahí salimos rumbo a Pátzcuaro de nuevo, pero por otra carretera, la cual pasa por el muelle del lago y llegamos ahí para tomar una lancha a la isla de Janitzio, que se encuentra en medio del lago y es la isla más grande que hay en algún lago de México, tiene una población de aproximadamente 3 mil personas, y en el cuál se lleva a cabo cada año, el 2 de noviembre la celebración del día de muertos en el panteón de la isla. En la parte superior de la isla (es un cerro) se encuentra una estatua de José María Morelos y Pavón, y la cuál es un museo en la parte de adentro donde, con murales se va narrando parte de la historia de México, y también en la parte superior un mirador, desde donde se aprecia la mayoría del lago así como las otras dos islas que hay en él.

Después de un día tan movido (mis pies ya reclamaban un masaje), nos dirigimos al hotel a darnos un buen baño, y de ahí nos fuimos a cenar a un restaurante que se llama La Trattoria, donde venden muy buenas pastas aunque son bastantes lentos, hay que ir con paciencia. Ya saliendo nos fuimos a la plaza principal pr un café y de ahi un rato a un bar y luego a dormir para prepar el regreso al día siguiente.

Por la mañana, fuimos a visitar el museo La Casa de los Once Patios, museo dedicado a las artesanías de todos los pueblos de la región, y ubicada precisamente en una casona antigua con 11 patios dentro de ella y cuartos a los lado. Visitamos también la primera catedral que hubo en Michoacán y ya después tomamos rumbo a Uruapan por la carretera libre, la cuál pasa por Tingambato, pueblo ya cercano a Uruapan y en donde ví la señal de que había ruinas por lo cual nos detuvimos a hechar un vistazo.



Interior de la pirmera catedral

Una vez que llegamos al sitio de la excavación nos sorprendió de que hubiera tanta gente, lo bueno es que lo tienen bien cuidado y hay vigilancia para no dañar las estructuras, hay una pirámide, dos plazas, una cancha de juego de pelota, 2 casas y una tumba real que siguen excavando. La zona arqueológica se encuentra dentro de una huerta de aguacate, por lo que todavia tienen espacio para seguir buscando vestigios de estructuras, y la explicación que dan los guías es que ese lugar era o es, donde el clima y la vegetación cambian de bosque, a la zona de Tierra Caliente.

Cancha de juego de pelota

Tingambato

La penúltima escala del viaje la hicimos en la ciudad de Uruapan, famosa por su buen café y el Parque Nacional Cupatitzio, y como ya hemos estado algunas veces en esta ciudad, solo comimos y compramos un café para después agarrar el rumbo a nuestro santo hogar.

Interior de un café en Uruapan
 Ya de camino, recordé que unos amigos me habían dicho que hay una carretera que "corta" camino por en medio de la sierra para llegar a entroncar a la carretera nacional, unos 15 kilómetros antes de Zamora, por lo cuál cuando ví la desviación, la tomé para conocerla.
No pude haber hecho mejor elección, ya que esa carretera es preciosa, eso si, es pesada para carros pequeños porque tiene unas subidas impresionantes y curvas dentro de las curvas jaja, pero vale mucho la pena ir por ahí, nada más en épocas de lluvia si ha de ser peligrosa. La carretera cruza por varios pueblos, de los que recuerdo es Nurio, Corupo y Cocucho. En este último nos detuvimos a comprar la artesanía típica, los cocuchos, que son jarrones de barro, redondos y anchos de la parte inferior y se van haciendo delgados conforme llegan  a la parte de arriba para terminar con una circunferencia mucho más pequeña. Hay de diferentes tamañanos y las formas solo varían muy poco, también hacen exposiciones y concursos pero no pude investigar la fecha.

Así, este recorrido de fin de semana me resultó muy placentero y espero que se repita pronto para seguir conociendo más de mi territorio.

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